martes, 19 de abril de 2011

capítulo 35: Teo y su papel en la contraofensiva estratégica del ´79

















Tras la muerte de Perón y el pase a la clandestinidad por parte de Montoneros, las cosas estaban finalmente claras (aunque también jodidas) en la `República`.  Los decretos de la Presidente Isabel Martínez de Perón de 1975 los cuales ordenaban "aniquilar el accionar subversivo" resultaron el preámbulo de lo que seguiría tras el Golpe de Estado del `76, es decir, un gobierno militar tan inepto como cruel e inescrupuloso por un lado, y un grupo de idealistas guerrilleros por el otro, combatiéndose militarmente dentro del territorio nacional. 
Luego de los primeros años de dictadura la cosa se había puesto particularmente espesa para los Montoneros.  Las bajas eran cada vez mayores, la Conducción Nacional se encontraba exiliada en México, la existencia de traidores que se pasaban al bando enemigo y salían a “dedear” (señalar) por la calle y “lanchear” (en patrullas de la yuta) era un peligro permanente, por lo que todos debían de tener mucho cuidado.
Teo, que se había incorporado a las tropas de la `Orga` casi desde el comienzo de la misma (en un episodio por demás confuso, en el cual Vaca Narvaja le cuestionó de donde había salido, "¿Cual era su aval?" concretamente, y Teo confundido le contesto "¿Abal? Abal Medina"), lejos de ser un cuadro cualquiera, era oficial de las tropas Especiales de Combate, de manera que estaba absolutamente comprometido a participar en todo lo que decidiera la Conducción Nacional de Montoneros.
Así fue entonces, cuando la orden para gran parte de los activistas exiliados fue regresar al país para poner en marcha la Contraofensiva, Teo (que se encontraba en Medio Oriente) no lo dudó ni por un instante.  En 1979, llegaron a Argentina cuatro pelotones de combatientes que efectuaron varios atentados. Pero el resultado para Montoneros fue catastrófico: muchos guerrilleros fueron descubiertos por los servicios de inteligencia militar, y a otros los delataron sus compañeros quebrados por las torturas y abusos que padecieron.  
En 1980, la conducción montonera, que estaba refugiada en Cuba, continuó el plan de la contraofensiva, pero un nuevo pelotón fue secuestrado y desaparecido en marzo cuando llegó al país.  Varios de ellos, como Tropas Especiales de Infantería (TEI), habían realizado cursos en el Líbano (allí también tuvo Teo una experiencia por lo menos hilarante, cuando al saludar al líder árabe Yasser Arafat lo confundió con el rey Hussein de Jordania y casi lo linchan).
(en la foto Firmenich, Arafat, y Vaca Narvaja... Teo en ese momento estaba en el hotel viendo un partido de softball)

A Teo lo agarraron en Ezeiza, quiso entrar al país con un pasaporte falso que tenía el nombre "George Harrison".  Evidentemente no coló. 
Como todos los otros montonero, él también tenía una pastilla de cianuro encima (tras el caso de delación del `Negro` Quieto, luego de haber sido torturado como tan solo un humano podría ser torturado por otro humano,  así lo habían dispuesto los altos mandos) con objeto de no ser capturados con vida.  Teo, desorientado en el medio de la confusión al ser descubierto, arrojó la píldora fuerte al suelo esperando que ésta reventara cual bomba de humo para así correr...obviamente no funcionó, y los "verdes" lo secuestraron (previamente lo cagaron bien a trompadas).   

Durante sus días en la ESMA escribió un diario (ref. capítulo 55: Teo plagia el diario de Ana Frank), pintó sus cuadros más famosos, y se hizo el "doblado" con la intención de conseguir la confianza de los marinos.  
Luego de varios de meses allí, el Almirante Massera creyó ingenuamente en él y cierta noche le permitió salir a a ver la luna. Teo corrió hasta Brasilia, y desde allí voló hasta Europa.  Fue en  Francia que se reunió con parte de la cúpula montonera, recientemente mudada de país.  "Las bajas fueron muchas, prácticamente nos aniquilaron. Hay que reconocer que la contraofensiva, como operación, ha sido la gran cagada." le dijo un Teo auténtico al "Pepe" Firmenich.
Este último lo retó a duelo (el juego de naipes) y Teo le ganó por afano (literalmente le robó), por lo que Mario contrajo una deuda con él que jamás le pagaría.  
Años después Teo concluiría que su papel en la contraofensiva habría sido insulso, en vano, y carente total de sentido (al igual que la contraofensiva).

No hay comentarios:

Publicar un comentario