sábado, 9 de abril de 2011

capítulo 17: Teo amplía el estrecho de Bering






Luego del mal momento en el carnaval de Gualeguaychú en aquella semana trágica, (ref. capítulo 16: "Teo se angustia fuerrrte en el carnaval de Gualeguaychú en una semana directamente para el olvido") Teo regresa a los Estados Unidos a comprar tecnología barata y ver a lady gaga en vivo.  Dicen los que estaban cerca de él en ese momento que conoció a una minita que directamente le voló la peluca, empezaron a dormir juntos todas las noches; y cuentan también que con ella lo arrastró hasta el norte de Alaska, más concretamente al cabo Príncipe de Gales.  Lo cierto es que aunque no fuese esta data la correcta el tipo al poco tiempo estaba allí.  Se encontraba en el frío del norte con poco más que un pie de Hi Hat y su inseparable controlador midi cuando comenzó a reflexionar acerca de aquello que había escuchado una vez sobre como la raza humana había llegado al continente americano justamente por allí, por el estrecho de Bering.  Reflexionaba acerca de ello y al mismo tiempo en ´fijate vos la cabeza de los tipos´, cuando divisó en el horizonte las islas que se encuentran entre Alaska y el cabo Dezhneva, en Rusia.  Sí, efectivamente, me refiero a las Islas Diómedes, la Diómedes Mayor, la cual pertenece a Rusia y la Diómedes Menor, que pertenece a los EE.UU.

Teo recordó lo que dijera Tuni (Jedi posmoderno) acerca de ellas, en una de sus canciones: "Entre ambas islas pasa la línea internacional de cambio de fecha, que se encuentra en mitad del estrecho, en el meridiano 180º".  

Teo pensó primero en qué pasaría sí fueran intercambiadas las islas, la menor por la mayor, y viceversa, se preguntó si alguien lo notaría.  La pregunta, que era una gran estupidez en sí misma, fue abandonada de cuajo en cuanto Teo lo notó.  
Lo que tardó en notar y no sin sorprenderse al decubrirlo fue que si se enviaba cosas a sí mismo atravesando el meridiano 180° en dirección occidental, como se perdía un día dado que la fecha se adelanta, recibiría él mismo, pero un día después, la entrega. Y por el contrario, si se enviaba algo por el camino inverso, como el calendario se retrasa al avanzar en dirección oriental, se lo estaría enviando a sí mismo, pero al del día anterior.  Esto - pensó - tiene que dejar guita fuerte.
Lógicamente, como no podía ser de otra forma a causa del apego sentimental que lo unía con el controlador midi, probó autoenviándose el pie de Hi Hat primero.  Acudió al correo del lado occidental y se envió a si mismo un paquete con el fierro dentro.  Cruzó a esperarlo del otro lado del estrecho.  Mientras esperaba el envío, reía estrepitosamente haciendo perversas muecas de satisfacción como si tuviese un gran plan macabro entre manos.  En realidad no lo tenía, apenas si se podía despegar de la idea de "Back to the Future II", aquello de mandarse al del pasado pronósticos deportivos.  Gritaba e insultaba, estaba como todo poseso, hecho un loco, un loco lindo, un loco feliz, pero un loco que daba miedo; cuando de repente se dio cuenta que había metido la pata hasta el cuello.  El barco del correo había ingreso en la paradoja de Shoartz y había quedado como loopeado en el tiempo y el espacio, haciendo una especie de vórtice loca en el agua, que comenzaba a lucir, cuanto menos, amenazante. Teo se las piró inmediatamente de allá, se fue para lo de su vieja a comer unos medallones de pollo con ensalada, haciéndose bien el sota.  Mientras almorzaba mirando el noticiero intentando olvidar lo sucedido de repente escuchó por la tv que "debido a una fuerza loca y misteriosa el estrecho de Bering se había ampliado considerablemente, duplicando su volumen mas no por ello su belleza".  Teo pensó "Uffff... esta vez sí que la cagué grueso, espero que no salte porque mi vieja me mata", terminó los medallones de pollo y se tiró a dormir una pequeña siesta hasta las nueve.  
Soñó con aquél pié de Hi Hat que ya nunca más volvería a ver; y al levantarse se hizo unos fideos.

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