miércoles, 13 de abril de 2011

capítulo 29: El amor, las mujeres y la muerte

Cierto martes Teo conoció a una pibita que estaba muy buena.  Aparte de ser bella era rápida, inteligente, y muy copada.  Teo se enamoró en el acto (estaban en un acto).
Se la transó, le pidió fuego, y se fue caminando solo a la casa, a pensar en ella, y en como sería cuando fuesen novios.  Se imaginaba a él viajando por el mundo con ella a su lado de la mano, o riéndo a carcajadas en la intimidad del hogar, o cuchareando cada noche, abrazándola y besándola en el hombro mientras tanto.  Estas pavadas pensaba Teo.  La sal de la vida.  Se imaginaba protegiéndola (Teo era muy humano) y pagándo él por todo (en el fondo también era un poco machista).  Esa noche no durmió nada pero igual fue feliz, al día siguiente incluso parecía descansado.   Así fue como cuando su gran amigo de la infancia, Pablo Schiffini lo fue a buscar y le ofreció dejarle su moto prestada mientras él se iba de viaje, le sugirió salir a probarla en ese mismo momento.   Claro, lo que Schiffini no sabía es que Teo estaba en cualquiera porque no había dormido, e incluso en un momento de la mañana había estado tocando la guitarra y se había tomado unas medidas de whisky (media botella casi, y de las grandes, las de litro).
Teo aceptó chocho de contento, e inmediatamente salió como disparado por un cohete hacia la puerta y se subió a la moto mientras gritaba hecho un pesado "lla-ves! lla-ves! lla-ves!".  Pablito le entregó las llaves y mirándolo a los ojos le dijo "Pegate una vuelta manzana tranca, y volvé.  Y acordate, vos sos el chasis".  Teo arrancó, llegó hasta la esquina, y desapareció del campo visual al doblar a la izquierda.  Sería la última vez que su amigo lo vería con vida.  Apareció en Nazca y Gaona hecho una estampita.  Un bondi 133 (el que va para el Hospital Muñiz) le había pasado por encima.  Dicen que murió en el acto, pero en realidad fue al día siguiente.  Curiosamente, algo tan loable como único aconteció allí ese día.  Según cuentan los testigos (Pablo Schiffini) Teo murió con una sonrisa de oreja a oreja, y su corazón, que se encontraba a la vista al igual que el resto del relleno del cuerpo, seguía latiendo.  La moto estaba hecha mierda.  Teo estaba roto en partes, y muchas.  Pero el corazón estaba intacto y latía sin parar.  "Era por esa chica..." dijo Schiffini.
Actualmente ese corazón es propiedad de la Nasa.
La chica está terminando su segunda carrera (es maratonista) y vive de rentas.

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