Cierta noche Teo se junta a jugar al strip poker con un amigo, y éste le habla de las flores de Bach. Se copa con la idea. Al día siguiente visita a un homeópata que le reconoce que “es todo verso”. Teo retrocede sobre sus reflexiones. Esa tarde, mientras está haciendo un skype con unas minitas que conoció en Europa piensa para sus adentros, absulutamente soberbio y patético, tan vanidosamente humano él "¿Quién mira a los otros en skype realmente? todos miramos el cuadrito chiquito con nuestra imagen... ¿tanto nos importa como nos vemos?". Esta idea le dio sed.
Salió del baño, se encontró con su biblioteca, y primero que ningún otro, el “Mein Kampf” de Lopez Rega, aquel ejemplar que supiera (o supiese) comprar en el Parque Centenario por 12 pesos.
Teo empezó a mover la cintura y a bailarle alrededor, se prendió unos puchos para quedar mejor, lo miró a los ojos con esa complicidad picarona tan masculina en claro cortejo. De repente se escucharon ruidos de llaves… y se oyó una dulce voz:
Controlador Midi: - Amor… llegué!!!!
Teo (nervioso, susurrando al libro): - Hacete el boludo…
Controlador Midi (entrando al salon): - Pero que está pasando acá Teo? Sospecho que estabas coqueteando con el Mein Kampf…
Teo: - Ok, es verdad, pero te prometo que paro acá.
Controlador Midi: - Perfecto, lavate las manos que comenos en diezmi.
Teo (susurrando al libro otra vez): - Zafamooooo… después se sigue….
Comieron milanesas de soja, le pusieron queso arriba, y acompañaron con un tomate y un huevo al teflón cada uno. Después de ello se clavaron un pequeño zapping e hicieron el amor como solo lo hacen los recién enamorados.
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